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Análisis express

Enviar un mensaje: 7 ejemplos de la ficción

Unas cuantas obras audiovisuales de ficción ilustran los diversos factores que entran en juego para transmitir un mensaje de la manera que se pretende. No me refiero a enviar un mensaje de texto, sino a comunicar algo en general.

Dibujo de un buzón al que está llegando un sobre blanco

En primer lugar, hay que plantearse en qué código se confeccionará el mensaje. En ocasiones no se quiere usar un lenguaje que entienda todo el mundo y se encriptará de alguna forma. A este respecto, no creo que el código morse sea el mejor candidato… En cualquier caso, deberíamos asegurarnos de que el receptor realmente comprende, pues de lo contrario información valiosa podría no llegar a nadie, como en la escena que ya describí de La gran ilusión.

Conviene ser concisos y, como nunca se sabe si se procesará por completo el texto (escrito, oral o en el medio que esté), abordemos lo más importante al principio. Así, en Stagecoach (1939), al comienzo de este western, cuando los de caballería hablan de avisar a la ciudad de Lordsburg sobre la presencia en la zona de atacantes comandados por Geronimo, empiezan a recibir un telegrama precisamente de Lordsburg. Sin embargo, en ese momento la línea de telégrafo se corta y solo les llega la primera palabra del cable: Geronimo. Es suficiente para captar que el lugar al que se dirigirá la diligencia no es seguro.

Al comunicarse, ha de considerarse también hasta qué punto se desea que sea evidente que se trata de un mensaje. No es lo mismo expresar los datos en una carta (= anuncia contener información) que en unos pocos trazos en los alrededores de una casa. Un sencillo símbolo dibujado en una valla o una puerta pasará desapercibido para la gente que ignora su significado, pero quienes necesitan alojamiento temporal buscarán este signo hecho por los inquilinos previos a modo de opinión sobre la hospitalidad de los dueños. Un uso de este hobo code (que quizá existió) aparece en un capítulo de Mad Men (2007-2015).

Una persona o una cosa pueden ser el mensaje en sí. En el primer episodio de Stargate SG-1 (1997-2007), el equipo estadounidense inserta un paquete de pañuelos de papel a través de una puerta interestelar (en filmes y series el intercambio entre dimensiones es posible). Se espera que la caja de kleenex llegue a alguien concreto que está al otro lado, en el planeta Abydos. Ese terrícola sabría que ese objeto proviene de alguien conocido que sabe de sus alergias. Podrían interceptarlo hostiles, pero para ellos no significaría nada. (¿Llegó el paquete? Sí, y el destinatario lo devolvió al remitente por el mismo canal habiendo añadido un “THANKS, SEND MORE”).

A veces el formato y el código no se pueden cambiar, así que, si se debe ocultar la información, habrá que ser creativo y, por ejemplo, guardarla en un droide.

Aunque el receptor descodifique sin problema, a lo mejor el emisor del mensaje no tiene la autoridad para que le hagan caso. Esto le pasa a Babe: las ovejas del concurso de pastor no van a escuchar sus indicaciones. Un perro amigo pide ayuda a las ovejas de la granja a ver si le pueden dar una contraseña para que obedezcan.

En esta película, los animales se expresan en una lengua humana, pero ese es otro tema

Y, siempre que se pueda, parece recomendable acceder al mensaje directamente y no confiar en la traducción o interpretación de otros. Tal vez hay intereses de por medio nada beneficiosos para nosotros ¡o incluso para la humanidad!

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