Así como en series y películas es habitual tener que descifrar algún código (sea lingüístico o de otro tipo), los personajes también necesitan lo contrario de vez en cuando: encriptar parte de su discurso para que alguien más no entienda. De este modo, el idioma no es una barrera que se quiere derribar, sino un obstáculo artificial (y desequilibra el reparto de información).
Recurrir a otro idioma o canal
Son frecuentes los casos de hablar una lengua común que otro no comprende. Por ejemplo, ya he detallado cómo las protagonistas de Booksmart hablan en mandarín para que un compañero anglófono no se entere del tema de conversación. Por cierto, en algunas obras este tercero presente no es humano ni terrestre.
Si utilizar la lengua verbal no es una opción, hay otras vías. Así como la lengua de signos de Dune resulta útil en ciertas situaciones, en una misión de X Company (2015-2017) Aurora puede transmitir un par de datos con silbidos, pues a ella se le da bien silbar y su interlocutor al otro lado de la ventana también sabe morse.
En cualquier caso, supone un riesgo actuar como que quien te escucha no podrá interpretar. Nada garantiza que el otro no comprenderá, incluso si analizamos su reacción y aparentemente no entiende, como hace Ingeborg con Eamon en Parlement. Nunca sabemos qué otros idiomas conoce o habilidades tiene quien nos rodea.
Reutilizar el propio idioma
En relatos de agentes especiales o de gente que forma parte de la resistencia, pronunciar determinadas frases por teléfono o a la entrada de un lugar identifica a quien las dice como parte del grupo y, cual contraseña, permite verse con alguien o el acceso a un sitio. Estas expresiones parecen cotidianas, pero significan algo más. Las oraciones con poder más allá del comunicativo también aparecen en historias de magia o de robots.
En otras ocasiones, simplemente hace falta ponerse de acuerdo en qué término asignar a un nuevo concepto. Así, en The World’s End (2013) conversan sobre cómo deberían referirse a quienes les rodean para distinguir entre las personas libres, las colaboracionistas y aquellas que se hacen pasar por colaboracionistas. Sin embargo, a veces no se puede pactar una expresión por adelantado y se ha de improvisar. Eso pasa en un capítulo de CSI (2000-2015) en que una agente, durante un entrenamiento, apela al apellido de la persona incorrecta para comunicar que algo va mal.
Este ingenio ayuda también cuando confluyen dos idiomas diferentes. Dos lenguas pueden usar la misma palabra para alguna realidad (cognados) o algún vocablo de un idioma es muy conocido por otras culturas o cualquier experto en un campo. En un episodio de OVNIs (2021-), los trabajadores de una agencia gubernamental deben ser creativos para que un asistente a su reunión no capte de qué hablan. Los protagonistas de esta comedia son francófonos y el invitado inesperado es angloparlante, pero el jefe prefiere que sean cautos aun si no sabe francés. Por ello, en lugar de un message, dirán décrypter le coton-tige (bastoncillo) o donde correspondería ovni aluden a cornichon (pepinillo).
Los personajes que hablan en clave normalmente solo pretenden hacerlo en ese contexto específico. Por tanto, no suelen inventar una lengua completa, aunque podrían.