Cada pieza de ficción cinematográfica y televisiva está formada por muchos códigos (perfectamente categorizados en el libro de F. Chaume citado en la Biblioteca); el lingüístico es uno de ellos. Ciertas combinaciones de estos códigos en determinados contextos dan lugar al lenguaje cinematográfico, audiovisual o multimedia, porque se crea un significado añadido más allá de sus componentes que le da un poder único.
Son un elemento más, pero los idiomas pueden desempeñar numerosas facetas en una historia audiovisual. Condensando al máximo, afirmaría que la lengua humaniza y caracteriza personajes, ambienta o tiene función dramática. Como ejemplo de esta última posibilidad, está su uso para desequilibrar la información disponible entre los personajes y el público con el fin de generar incertidumbre y, por tanto, tensión.
Las lenguas contribuyen al suspense en cine/televisión
Una de las principales competencias del creador de historias es la dosificación de la información. No solo de los datos que le llegan o no al público, sino también de aquello que sabe o no cada personaje en determinado instante.
Pese al contexto y elementos no verbales, si personaje o espectador no entienden lo dicho o escrito en tal secuencia, empezará a surgir una inquietud en quienes están siguiendo esa obra: ¿Qué significaba eso que no he captado? ¿Era relevante? ¿Sabremos en breve a qué se referían?
Y las expectativas se multiplican cuando entran en juego o en conflicto los intereses en la trama. Los mensajes que se encriptan y devienen indescifrables para algunos pueden, por ejemplo, contener una trampa, un acto honorable o realmente nada (en una comedia). Segundos, horas, temporadas hasta que se resuelva.
¿Entiende ese idioma? | Opc. 1 | Opc. 2 | Opc. 3 | Opc. 4 |
Personaje 1 | Sí | No | Sí | No |
Audiencia primaria | Sí | Sí | No | No |
Además, puede ser que se oculte que cierto personaje sabe determinado idioma y no se revele hasta más tarde. Bueno, en alguna ocasión el propio personaje no sabe que está hablando en otro idioma.
Cabe mencionar que el suspense puede darse no solo en el relato audiovisual, sino también durante la lectura del guion literario. Si pretendemos cierto misterio, habría que mantener en secreto las identidades de personajes y significados hasta la página oportuna. Al igual que un antagonista desconocido se nombra al comienzo como FIGURA o SOMBRA, podrían no traducirse ciertos pasajes si no debieran entenderse aún.
Dominio lingüístico heterogéneo entre personajes o audiencia
El entramado de acceso al significado de la información podría complicarse si añadimos más niveles con sus variables, ya que es posible que tanto los personajes como el público tengan distinto abanico lingüístico.
Quizá Personaje 1 y la mayor parte de la audiencia primaria no saben turco, pero Personaje 2 y algún espectador sí. Lo equivalente a esto sucede al comienzo de The Thing (1982) o alguna otra película donde se adelanta o advierte de algo en otro idioma, pero otros personajes y el público primario no lo comprenden. Que haya cierta barrera lingüística es muy habitual en las historias de animales en un mundo de humanos.
Si queremos que nadie en el mundo pueda descodificar qué se está diciendo mientras ve el capítulo o largometraje, la manera de asegurarse es crear una lengua relex o incluso un idioma ficticio. Funcionará siempre y cuando la persona no haya estudiado esa lengua construida en su tiempo libre como afición o el idioma no se base demasiado en otros conocidos.
Todo lo anterior sería aplicable a las variedades dialectales, no haciendo falta que confluyan dos idiomas o más, pues a veces personas que comparten lengua, pero no área geográfica, usan distinto léxico, sintaxis o pronunciación.
Asimismo, conviene apuntar que el propio nombre de una película o serie puede tener un componente lingüístico que intriga al espectador.
Existen muchísimas posibilidades que considerar durante la planificación lingüística de la narración y quién entenderá qué en determinado momento es una de las cuestiones que plantearse.